sábado, 13 de noviembre de 2010

ELLOS ME COMERAN (capitulo 5)

Después de 8 meses sin publicar nada de ELLOS ME COMERÁN
vuelvo hoy a retomar mi relato vampírico más largo.
Espero que os guste tanto como a mi.
Capitulo 5: Falsas excusas
Desperté a la mañana siguiente acostada en la cama de la habitación de invitados en la mansión de Mery Anne. Me dolía la cabeza. Mientras bebía agua del vaso de mi mesilla de noche mi nana irrumpió en la habitación.
- ¡Nana! ¿Qué formas son esas de entrar? - Me molestaba que no llamase a la puerta nunca pero esto era el colmo.
- ¡Ay, mi niña! Menos mal que se recogió temprano anoche. - Estaba temblorosa y con la cara pálida.
- ¿Qué ocurre? - Ante su mal estado la invité a sentarse junto a mí en la cama.
- Anoche, en la fiesta…
- ¿Qué pasó en la fiesta? Vamos, dilo ya. - Un mal presentimiento me invadió… como si algo oculto dentro de mí me previniera.
- En la fiesta pasó algo horrible… la señorita Clarissa, ¿sabe usted quien es? - Asentí con la cabeza. - ¡Ay, niña! Está en todos los periódicos, apareció muerta en los jardines esta mañana. Todos la andaban buscando porque desapareció de la fiesta… ¡Ay, mi niña! Esa podría haber sido usted… que desgracia. La familia esta destrozada. ¡Sangre, sangre por todos lados! Encontraron el cuerpo desgarrado… dicen que puede ser un animal salvaje que merodee por la ciudad… o un depravado asesino…
Me quede congelada. ¿Clarissa muerta en el jardín? De pronto recordé… ¡yo estuve en el jardín! Y… oí un grito… y vi unos ojos… de una bestia salvaje… yo… ¡yo vi como mataban a Clarisa!
Me levanté aterrada y corrí hacia el pasillo. De pronto estaba gritando el nombre de Mery Anne por toda su casa. Necesitaba verla, quería preguntarle algo, tenia que saberlo.
En su habitación la encontré estaba llorando desconsolada abrazada a su primo. Su hermano Víctor y su madre también estaban en el lugar. Corrí hacia ella.
- ¡Mery Anne, que bien que estés sana y salva! Me acabo de enterar. ¡Es una tragedia! - Mi amiga se abrazó a mí llorando.
- Déjenos a solas. - Los demás salieron con las cabezas gachas… todos tenían los ojos rojos de llorar. - Laila… ¿no recuerdas nada? - El pánico me invadió. No recordaba nada después de esos ojos… mi mente se nubló.
- ¿Qué pasó anoche? - Me atreví a preguntar aunque me daba miedo la respuesta.
- El Doctor Ross te trajo en brazos del jardín… todos se preocuparon mucho por ti, pero él dijo que no estabas acostumbrada a beber y que te insistió para que tomaras una copa de champán con él. Te mareaste y te caíste en el jardín. Todos sonrieron ante la excusa del doctor y halagaron su caballerosidad al rescatarte. Me pidió que os acompañara a ambos para indicarle tu habitación para poder acostarte, pero eso fue frente a la gente. Una vez que salimos del salón me contó la verdad. - ¡La verdad! ¿Qué verdad? ¿Qué vimos como mataban a su prima? No podía ni pestañear. - Me contó que estabas mareada en realidad y que por eso te acompañó a tomar el aire. Pero que estando allí oísteis un ruido en la oscuridad, pero que no alcanzasteis a ver a nadie. Y que después se oyó un grito de mujer. Me dijo que te pusiste muy nerviosa y asustada y que fue ahí cuando te caíste y acabaste desmayándote. - Empezó a llorar. - Me aconsejó que mandara a alguien a investigar… que podía haberle pasado algo a alguno de mis invitados… pero, entiéndeme… estaba en mi fiesta de cumpleaños, también había bebido… tras dejarte en tu habitación siguió insistiendo, pero volví a mi fiesta y se me olvidó.
- No te culpes a ti misma, tú no sabias lo que podía llegar a pasar. - Intenté consolarla. Lloraba cada vez con más fuerza.
- Cuando mi hermano me preguntó que donde estaba Clarissa… que llevaba horas perdida… un vuelco me dio el corazón… salí corriendo a buscar al Doctor, le pedí que me indicara en qué lugar del jardín habíais estado y nos acompañó a mi hermano y a mi hasta el lugar… ya estaba a punto de amanecer, Laila… la pobre llevaba horas allí…
- ¿Estaba allí?
- Si. Yo la encontré. Ha sido horrible, horrible. Si le hubiese echo caso al doctor… ahora mi prima tal vez estaría viva… - Ya no pudo hablar más, el llanto la ahogaba. La abracé fuerte durante mucho tiempo, hasta que el sueño la venció. No dije nada en todo ese tiempo… aunque las dudas me acechaban. ¿Verdaderamente el Doctor Ross lo vivió así? ¿No vio nada en aquellos arbustos? Entonces, ¿Por qué se quedó inmóvil tanto rato? ¿Por qué tapó mis ojos? ¿Por qué no fue el mismo a investigar, si Mery Anne no hizo nada y él sabia que algo pasó en ese lugar?
AmaRiË
Noviembre 2008





Relato registrado como propiedad del autor: T. Fernández Ávila
Puede encontrar la obra registrada en SafeCreative bajo el nombre de: Ellos me Comeran
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