jueves, 26 de mayo de 2011

Un día en las urnas

Como muchos sabréis, el pasado domingo me tocó sentarme en una mesa electoral; aunque iba como suplente, no llegó a aparecer el vocal... por lo que me tuve que quedar.


No me arrepiento de la experiencia, mejor o peor, porque con ella he llegado a conocer un poco más, de que va todo ese mundo de las votaciones y como funciona; ya que yo simplemente me limitaba a ir al colegio electoral y meter mi voto (el que mejor me pareciera para cada ocasión) en la urna que me correspondía.


Mi experiencia fue la siguiente y con ello destacar algunas cosas que no me parecieron muy adecuadas. Llegué a las 8 de la mañana con mi DNI y la carta de citación para las urnas, pero allí no había nadie responsable de dirigir el colegio electoral. Así que fui preguntando a unos y a otros (personas que ignoraban tanto o más que yo) hasta que aburrida de ver gente en mini-grupos que solo hacían quejarse porque tenían que estar allí, me dio por preguntarle a unos de los 2 policías que vi. Él me indicó que me dirigiera a una tal "PRESIDENTA". Fui a hablar con ella y resultó ser otra pobre mujer (como yo) que le había tocado levantarse esa mañana para ir al colegio electoral y que no tenia nada más que decirme. Un interventor (con un poco mas de experiencia en jornadas electorales que yo... o esa mujer) me indicó según mi carta de citación, cual era la mesa y lugar que me correspondía allí. Fui allí y encontré más de lo mismo... personas sin experiencia en el tema y sin nadie para instruirlos o guiarlos.


Resultó que la presidenta de mi mesa si que estaba y uno de los vocales... pero al que supuestamente yo iba a sustituir no apareció, así que tuve que ocupar su lugar. Era la primera vez para los tres que estábamos en una mesa electoral y ninguno sabía que hacer. Los interventores iban y venían. Unos decían haz esto... otros insistían en tienes que hacer lo otro... pero nada estaba claro, había mucho jaleo y todo era muy confuso. La señora que presidía mi mesa (un tanto agobiada) se puso a leer los papeles que había sobre la mesa y los sobres. Al final dió con el formulario de apertura de la mesa electoral, donde tenía que inscribir a los que la formaban, los interventores que tenían que quedarse con nosotros como representantes de los grupos políticos, fecha, hora, firmas, más firmas, etc...


Después de ese revuelo inicial todo fue mejor. La mañana paso más o menos tranquila, turnándonos las tres en las tareas de buscar a los votantes en las listas del censo, pedir DNI, tomar nota de quienes votaban en un registro de votantes (número para contabilizar, numero de censo y nombre con apellidos) y asegurarse de que el votante introducía un solo voto en la ranura... porque había gente que se buscaban en las listas, hacían cola, te daban el DNI, esperaba que los buscases que lo apuntaras en el registro y luego se iban sin votar... y sin recoger su DNI. Y yo me preguntaba... vienes hasta aquí para votar, haces todo esto... y te vas sin lo más importante... SIN VOTAR ¿en que estas pensando? Después de todo un día allí, si no estuviera pendiente de la gente, me habría traído a casa unos 50 DNI ajenos de personas que ni siquiera introdujeron su voto en la urna.


Y yo pienso que estas situaciones suponen una tensión inexplicable para las personas. El decir "tengo que votar" y tengo que seguir unos pasos que desconozco. La mayoría de la gente llegaba como asustada, deseando irse rápidamente. Me recuerda a la gente que va a sacarse sangre o alguna prueba medica. Van desconfiando de todo y deseando de marcharse.


El día en general fue bien, salvo por el calor insoportable del gimnasio sin ventanas del colegio en el que me tocó... que si hacía calor para los votantes que como mucho estaban 5 minutos... para los que estábamos allí era el infierno. No nos proporcionaron ni comida, ni agua... nada. Aunque a mitad de la jornada, un mensajero del ayuntamiento nos entregó unos sobres con 62,61€, no tener el detalle de llevar unas botellas de agua para los que allí estaban sentados, con el calor insufrible que hacía es algo casi inhumano.


Pero lo peor de todo, lo que no está pagado (ni con 62,61€) es lo que pasa después de cerrar las puertas. La tensión de clausurar la jornada electoral. Firmas, más firmas, abrir la urna, contar, re-contar votos una y otra vez hasta que cuadre todos los números (votantes, votos, nulos, blancos...) con las miradas atravesantes de los interventores de los partidos políticos. Y para más INRI en mi mesa había un voto de más. TT__TT es decir, que se contabilizó X votantes, pero había X+1 votos en la urna. La presidenta de la mesa no sabía que procedimiento tenía ese hecho y se puso a leer un manual, mientras los interventores discutían entre ellos que se debía hacer con ese voto. Mucha tensión, dolor de cabeza por el jaleo que había allí y la presión de querer acabar ya para irse cada uno a su casa. Pero cuando por fin todo cuadró... había que rellenar una serie de documentos oficiales, firmar no se cuantas cosas más (entre sobres, y actas) y finalmente, darle un sobre a un repartidor de correos y los otros dos restantes llevarlos a los Juzgados donde había una cola de gente increíble (que salían a la calle) de los demás colegios electorales de Sanlúcar.

Tras todo ese día de horrible calor y tensión.... concluimos finalmente algo más tarde de a las 11 de la noche. Sin ninguna gana de que me vuelva a tocar pringar en una mesa electoral.

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